Hay prácticas de riesgo, no grupos de riesgo.
En esta ocasión nos gustaría escribir sobre la “viruela del mono” con el propósito de informar en torno a esta enfermedad y su transmisión.
En primer lugar, atribuir la transmisión de la viruela del mono únicamente al contacto sexual entre personas del mismo sexo además de no ser cierto, alimenta estereotipos que vulneran los derechos humanos ya que el virus puede afectar a todas las personas sin distinción de su preferencia sexual.
Es una amenaza conocida y hay herramientas para combatirla. Es una enfermedad normalmente leve que se propaga por contacto cercano y que provoca síntomas similares a los de la gripe y una erupción característica. Es causada por un ortopoxvirus de la familia de la viruela y se le llama coloquialmente así porque en 1958 fue detectada en los monos; no obstante, también se puede encontrar en roedores (ardillas, ratas, ratones y conejos).
Hay que destacar la baja mortalidad del virus. Además, los expertos indican que solo pueden contagiarse las personas nacidas a partir del año 1980, ya que hasta esa fecha la vacuna de la viruela era obligatoria para todos los niños.
La mayoría de los casos de viruela del mono desaparecen por sí solos. Muchas personas que se han enfermado por el virus han tenido síntomas leves y han podido recuperarse sin ningún tratamiento específico contra el padecimiento. Su periodo de incubación es entre cuatro y catorce días, pudiendo llegar a los ventiuno. Los síntomas más frecuentes son erupción cutánea, fiebre, cansancio, inflamación de ganglios, dolor de cabeza, molestias musculares y escalofríos.
La guía de la OMS para personal sanitario dice que puede utilizarse paracetamol para controlar la fiebre y el dolor leve.
El director regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Europa, Hans Henri P. Kluge, ha señalado recientemente que se puede «acabar eliminando la viruela del mono» en Europa, tras las «primeras señales de ralentización del brote». En recientes declaraciones afirma que sigue centrada entre hombres que tienen relaciones sexuales con hombres sin protección. Y ahí es donde se debe concentrar el esfuerzo de prevención y respuesta, fomentando un entorno libre de estigma y discriminación.
La viruela del mono no es igual al sida, son enfermedades diferentes causadas por virus distintos y no tiene ninguna relación con la vacunación contra COVID-19, al contrario de los bulos que se han extendido en las redes sociales. El primer caso humano de viruela del simio se registró en 1970. Mientras que el virus del COVID se detectó en 2019. Además la viruela del mono no es tan transmisible o peligrosa como el COVID, dicen los científicos.
A pesar de no ser una infección de transmisión sexual y que se pueda dar en las relaciones sexuales tanto de hombres como de mujeres, con personas del mismo sexo o de otro, el tratamiento de que algunos medios al inicio de la noticia lo ha relacionado inevitablemente con la práctica de la erótica gay.
En opinión de uno de los primeros pacientes en España en contraer la viruela del mono, «el estigma de que es una enfermedad de gais» le recuerda «al VIH/Sida de los ochenta» y advierte del peligro de que el resto de la población «se relaje» como si fuera inmune. «Hay prácticas de riesgo, no grupos de riesgo«, apunta el joven.
Normalmente ‘los hechos’ son los protagonistas de la noticia pero, cuando se relacionan con personas LGTBI+ a menudo la noticia se desvía hacia la individualidad de las personas y su orientación sexual o identidad de género. Esto afecta directamente a las personas LGTBI+ e implica de nuevo realizar un gran esfuerzo por las repercusiones (estereotipos o prejuicios) que genera. El tratamiento informativo debe realizar un uso adecuado del relato, de modo que los discursos lanzados no se constituyan en mensajes potencialmente ‘LGTBIfóbicos’.
Más información sobre la viruela del mono: CESIDA